Energía 102: Transporte

Sebastián Arce
5 min readOct 13, 2020

Un día como hoy, pero hace 5000 años, nació Yang en algún punto de Asia. Su único medio de transporte eran sus piernas. Si quería ir a algún lado, tenía que caminar. Si quería llevar algo, tenía que cargarlo. Es por eso que Yang creció, se reprodujo y murió prácticamente en el mismo lugar.

Conforme pasaron los siglos, la humanidad encontró nuevas formas de desplazarse a través de la faz de la tierra de una forma mucho más efectiva que con solo las piernas.

Primero aprendieron que algunos materiales pueden flotar, y con ello construyeron las primeras canoas que les permitió atravesar cuerpos de agua. Después descubrieron la rueda, que les ayudó a cargar objetos pesados de una manera mucho más eficiente.

Hasta este punto, la fuerza que impulsaba la canoa o la rueda era la fuerza ejercida por el humano para palear o para empujar. El transporte hasta este punto seguía siendo muy agotador. Los humanos tuvieron que pensar en alguna solución… y la encontraron.

Los animales relevaron a los humanos principalmente en el transporte terrestre, en donde caballos o camellos eran la fuerza para mover la rueda. Definitivamente no era la mejor solución, pero era un gran paso, y así permanecieron durante miles de años.

Después de muchos años de lo mismo, todo cambió. En el siglo XIX la revolución industrial había iniciado en Europa y con ella el desarrollo de nuevas máquinas que no solo nos permitirían reemplazar a los animales para el transporte, sino que también para hacerlo más rápido y eficiente.

Estas máquinas (hoy conocidas como motores) les dieron la entrada a los automóviles para dominar el transporte terrestre, a los barcos y submarinos para dominar el transporte marino, a los aviones para dominar el transporte aéreo, y hasta a los cohetes para (intentar) dominar el transporte espacial.

Si Yang hubiera nacido en esta época, habría tenido la posibilidad de haber nacido en Asia, reproducido en Europa y muerto en América. Uno nunca sabe qué tanto habría decidido hacer con tantas facilidades.

Lo que sí sabemos es que estos nuevos medios de transporte nos han hecho la vida más fácil. Pero, ¿a qué costo?

Estos medios de transporte requieren de energía para funcionar, y si no viene de los humanos o animales, entonces, ¿de dónde viene? Exacto, de la energía renovable.

Bueno, al menos así es como quisiéramos que fuera. La realidad, como todos lo sabemos, es que viene de los combustibles fósiles. Y ya nos queda bastante claro de lo que sucede cuanto utilizamos energía de esta fuente.

Por poner un ejemplo, en 2017, el sector del transporte en USA representó el 29% de las emisiones totales del país, lo mismo a 1,856 millones de toneladas métricas de dióxido de carbono equivalente (CO2e).

A nivel mundial, el panorama es similar, y en su informe más reciente sobre el cambio climático, el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático de 2014 ofreció un pronóstico austero: para el 2050, las emisiones globales de gases de efecto invernadero del transporte podrían crecer a alrededor de 12 mil millones de toneladas de CO2e al año.

Esto a menos que haya cambios agresivos y sostenidos en la forma en que los humanos se mueven. A nivel mundial, el sector del transporte en 2010, como informó entonces el IPCC, fue responsable de aproximadamente el 23 por ciento de las emisiones totales de CO2 relacionadas con la energía en todo el mundo.

En la siguiente gráfica pueden observar que dentro del sector transporte hay diferentes jugadores que se llevan un pedazo del pastel.

El orden va de la siguiente forma:

  • 74.5% de transporte terrestre
  • 11.6% de transporte aéreo
  • 10.6% de transporte marítimo
  • 3.2% otros

Claro está que el transporte terrestre es el que más contamina por la cantidad de vehículos que existen: carros, motocicletas, camiones de pasajeros, taxis, camiones de carga y tráileres. Sin embargo, el transporte aéreo es el que más contamina por pasajero.

Con esto me refiero a que se va a emitir más contaminación cada vez que utilices un avión como medio de transporte en vez de un carro.

La buena noticia es que nosotros podemos tener un impacto positivo directo en este sector desde el día de hoy. Podemos:

  • Andar en bicicleta para movernos en distancias medias
  • Andar a pie para movernos en distancias cortas (no es necesario utilizar el carro para ir por la leche en la tienda de la esquina)
  • Compartir nuestro vehículo con personas que tengan el mismo trayecto (por ejemplo, darle ride a compañeros de la escuela o del trabajo)
  • Utilizar el transporte público siempre que sea posible
  • Verificación vehicular de nuestro carro para asegurar que no estamos contaminando de más.

Son pequeñas acciones que hechas por todos se convierten en una gran acción contra la crisis climática que estamos viviendo.

A diferencia de Yang tenemos un gran poder para transportarnos, pero como diría el tío de Peter Parker, un gran poder conlleva una grande responsabilidad.

Actualmente hay gente de todo el mundo trabajando en soluciones para este problema. De hecho, hay empresas completas trabajando en soluciones. Un ejemplo es Tesla.

Hablaremos sobre esto más adelante

Este es el cuarto capítulo de la serie “Energía” del blog Villam. Para más información sobre los siguientes capítulos por favor ingresa a www.villamcommunity.org/blog.

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Sebastián Arce

Apasionado de la transición energética, tecnología y del crecimiento personal. Co-fundador de Villam Community.